lunes, 17 de septiembre de 2018

es chistoso

algo que me pasaba, y de la cual me di cuenta una vez que acepté que no tenía el corazón tan cuadrao como lo intenté tener hace tiempo, era la verguenza que me daba atravesar de un sentimiento a otro en un ratito, en cosa de horas o de días o en cosa de un momento a otro
hoy en día no me hace el mismo problema, y trato de transitar sin mayores dificultades entre los sentires que me toman del cuerpo a ratos. no siempre es tan fácil y a veces ya no es verguenza, son cosas más complicadas, menos impuestas y más mías, o igual de impuestas pero menos visibles
a veces son más como amargura y rabia y me da la impresión que no salgo de ellas, me comen hasta que logro despegarme y el tránsito se hace expedito, y suelto las manitos y dejo caer los lagrimones en silencio hasta que puedo abrir los ojos de nuevo y está bien, está todo bien
y ayer pensaba que, cuando hablaba de mis verguenzas, un miedo que tenía era a estar sola en esto, siempre sola en esto, eterna no correspondida y malentendiendo todo, eterna confundiendo las cosas y con el miedo de palabras que sin duda se dijeron y que me calan los huesos cuando me topo muy de frente con algunos silencios

pero al final el chiste termina por ser ese
que jamás de los jamases
me encuentro completamente sola
y digo, incluso si lo estuviese realmente, incluso si no volviese a ver una persona en la vida
el amor que tengo no se acaba, me brota como fuerza y dejo que me embargue, y por eso siempre está el tránsito, por eso nunca lo pude detener
si el amor que tengo surge así de mi pecho, entonces somos más siempre, y no hay pérdida en la soledad ni verguenza en la compañía, es amor que me mueve y es más que cualquier cosa
debi saber de siempre que no tener el corazón cuadrao era mi tesoro
de ser así, quizás el día de hoy lo entendería mejor
lo vería mucho mucho más clarito


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