domingo, 14 de abril de 2024

Abril

 Abril 6

Hola, cómo estás? Yo bien, aquí. Despertando a las 4 de la mañana, porque sí, supongo. Tuve un sueño cuático, y desperté un poco triste. Así que pensé en escribir. Tú dirás "enloqueció, finalmente?", y espero que no, aunque el mismo hecho de escribir esto lo vuelve una posibilidad. Quiero creer que es como gastar las últimas gotitas de bencina del auto, hasta que haga "pah! pah! PapappaPAH!", y se detenga finalmente. Últimas palabras deshaciéndose en el aire como una emisión de carbono. 

Abril 7

Pensé en muchas cosas que decirte, pero en verdad, no pude recordar si te las decía antes o no. Tampoco pude determinar si te parecerían interesantes.

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Abril 8 

Ayer salí, y me sentí feliz como hace tiempo. Sentí el sol de la mañana sobre mí, y la brisa marina, y las olas en mis piernas. Fui copiloto por primera vez en un laaargo rato, así que baje la ventana y me dediqué a mirar. Me reí mucho, y comí rico. Caminé un buen tanto, y jugué en la playa con perritos. 

Cuando conversaba con mi amiga, apareció Vicente (su ex, al que todavía llora un poco) en la conversación. Y me dijo "yo sé que siempre lo idealizo, pero mientras más lo pienso, no veo un escenario en donde no hubiesemos terminado. Hay tantas cosas que me gustan de la vida, y a él no le gustaba vivirla, no le gustaba vivirla! Yo quisiera experimentarlo todo, vivirlo todo...". Tú no sabes, pero Vicente se ponía amarillo si se estresaba mucho, porque se le subía la bilis. Era una condición médica, pero cuando hablábamos de esto, me dio risa porque me lo imaginaba todo amarillo, en hipotéticas aventuras, que probablemente nunca se realizaron. 

Una vez te dije "a mi me gusta el sol, me gusta la lluvia, me gusta pasear, me gustan las mañanas, me gusta la actividad. A ti te gusta estar adentro, te irrita el sol, te gusta(ría) dormir hasta tarde, te gusta ver la lluvia desde la ventana". Ahora que lo pienso, supongo que eso era una forma simple de ponerlo. A veces siento que mi experiencia ni siquiera me cabe en el cuerpo, porque es tan grande, tan abrumadora. Y cuando soy feliz, siento que me voy a deshacer. Incluso cuando soy feliz en silencio, o en la oscuridad, o solo por sentir una mano cálida junto a la mía. Y cuando estoy triste... Bueno, esa parte ya te la debes saber. 

Pero en fin. Pensaba en esto, y tenía ganas de preguntarte si eres feliz. O, en realidad, cómo eres feliz. Cómo te sientes cuando eres feliz. Qué cosas te hacen feliz, y cómo se sienten en tu cuerpo. Te hace feliz la vida que llevas? Sé qué sueles estar cansado, estresado, pero más allá de eso, eres feliz cuando juegas? Eres feliz cuando ves a la gente que quieres? Eras feliz cuando paseabas por Amsterdam, o cuando conocías Sudáfrica, o cuando viajaste a Estados Unidos? Fuiste feliz cuando te dijo que sí? Fuiste feliz cuando te titulaste, o cuando empezaste tu nueva carrera? O eres feliz día a día, cuando llega, quizás, con una bolsa de pan fresco, que esparce su olor en el departamento? Eres feliz cuando estás acostado, antes de dormir? Eres feliz cuando miras las nubes en el cielo, por la ventana? Cuando andas en auto? Cuando prendes un pito, y pones música? Cuando van a algún lado a comer algo rico? Cuando te recuerdas a ti mismo de joven? Cuando te recuerdas a ti mismo de niño? 

Por aquí me pierdo, la verdad. No espero increparte, si es que se pudiese leer así. Solo trato de pensarte feliz, y siento esta gran interrogante, esta eterna curiosidad por tu vida. A dónde ibas cuando desaparecías cada vez. Ahora es muy tarde, eso está claro. Pero a veces trato de imaginarlo, un día a día cotidiano, e imagino dónde estan esas pequeñas alegrías. Esos momentos en donde, quizás, se te apriete un poco la guata con el súbito reconocimiento de esa felicidad. Las cosas que quizá te llevan, que te arrastran de un día a otro, que te mueven a levantarte en las mañanas. 

A veces, te pienso en mi mente como un niño, que descubrió hace poco que iba a morir eventualmente, y que se duerme en las noches llorando, asustado, en silencio. Te dolerá también a veces el corazón, hoy en día? Debajo de esas angustias, o del cansancio, o del hastío? Un dolor agudo quizás, más trascendente? Como dicen por ahí, un corazón que duele es un corazón que funciona.  Y siempre quise saber qué había en ti aparte de la angustia, y de la calma que buscabas con tanta desesperación. 

Abril 9

Es chistoso igual. Creo que, desde siempre, yo te hablo/escribo sin que acuses ningún recibo, y tú me lees/escuchas sin decir nada in return. Qué dirá eso de ambos? 

Abril 10

Una vez dijiste que, cuando nos conocimos, te había asustado mucho. Me pregunto si, de haber estado realmente juntos, habrías visto mis extrañezas, y mi sentir, con amabilidad. 

Abril 14

Hace días, ando trayendo a cuestas un cuadernillo que me compré, con un par de lápices de la suerte. No logro escribir nada ahí, así que sigue en blanco.

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Tarde me senté a ver (sólo a ver) La diferencia entre (hoy y ayer) Y comprender (lo que fue) Haber culpado de todo a las distancias, las distancias, las distancias, las distancias

Seguir pensando que somos lo mismo ¿Qué va a quedar de nosotros? Ay

Ahora que todo parece distinto ¿Qué va a quedar de nosotros? Ay, ay

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Supongo que hay una relación entre estas notas y mi cuaderno en blanco. No sé si es tan directa como podría sonar, pero sospecho que debiese reservar este divague a otros espacios. No quisiera, realmente. Habiendo yo siempre hablado, y habiendo mantenido tú siempre tu silencio, me cuesta lidiar con que esta vez, detrás de ese silencio hay también una ausencia. Y no logro decidir si quiero que me leas, o no. O sea, es evidente que sí, pero también quisiera que no. Mejor dicho, quisiera no querer escribirte, ni tener nada que decir. A estas alturas, claramente no me queda mucho, y me hallo aquí, estirando este chicle. Así que hagamos algo: si llegas a leer esto, que sepas que estoy sacando las pelusas mentales de mis bolsillos mentales, buscando excusas para hablarte, y cosas que decirte. Pero es solo eso. No me leas con condescendencia. Voy a dejar de escribirte a ti, en primera persona, para sacarme una de estas tantas espinitas que tengo alojadas en el costado. Así que paciencia, estamos trabajando para Ud. 






viernes, 5 de abril de 2024

Tanto que decir

Tan poco ánimo para decirlo

Bah 

jueves, 21 de marzo de 2024

i've been waiting far too long

Me abrazó, y apoyo sus labios en mi frente. Yo le toque el rostro con las manos, intentando registrarlo, para no olvidarlo jamás. Finalmente, nos despedimos con un beso torpe. Era esperable; la verdad, no tuvimos nunca mucha práctica.


jueves, 14 de marzo de 2024

(antiguo)

un secreto 

susurrado a un árbol

cubierto de lodo

abandonado

para siempre

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 Hace un par de días, pensé que era el primer día, en mucho tiempo, en que sentía algo. No sabía bien qué; quizás era un poco de todo. Desde siempre, mi experiencia subjetiva consiste en altos muy altos, bajos muy bajos, e intermedios que no duran más que un par de horas. Los últimos meses sentía que nada se movía. Los bajos se habían quedado abajo, muy abajo, estancados e inertes. Sentía el cuerpo adormecido, el pecho vibrante, la cabeza muy pesada. Como una hoja al viento, como una roca que rueda río abajo, todo en la peor forma posible.

Han pasado tantas cosas importantes, que tuve miedo de perdermelas. Quise sentir los últimos momentos de este arco con felicidad; quise reír con mis amigas y compañeras, quise dejarle palabras sinceras a mis niños. Quise aprovechar esos últimos días en Santiago, ir a la feria, intentar sentir en mi cuerpo ese entusiasmo liviano y luminoso. Quise caminar por la calle y sentir el sol en mi piel. 

No preví la pena. Creí que se sentiría igual estos últimos meses; esa mezcla de angustia y aplanamiento, esa desesperación insoportable. No preví la pena profunda, el dolor visto en cámara lenta, de mi corazón rompiéndose en pedacitos a sí mismo. Se siente increíblemente necesario, y nunca había visto con tanta certeza lo alineados que están ambos sentimientos. Sin embargo, ahora no puedo parar de llorar. A veces siento que pierdo las proporciones. Pero me pregunto si, cada vez que llore, estaré sacando algo de esto al mundo. Parte de este sentimiento se vuelve tímido afuera. Pero quisiera llorarlo, quisiera llorarlo todo, porque por primera vez quizás, veo todo esto quedarse atrás. Sin la ilusión infantil del retorno, avanza mi vida como cauce de río; nada permanece igual, aunque lo parezca. Quisiera llorar infinitamente, por todo lo que se pierde, y no vuelve. Lo que odié y lo que amé. Nada permanece realmente. 

martes, 27 de febrero de 2024

Sería tan fácil vivir con la mirada hacia adentro. Con los ojos adentro.

Han sido tantos los días en donde todo se siente como una pérdida. no recuerdo bien cómo se sentían los días en la mañana, a penas amaneciendo, y el entusiasmo, y la emoción de un día que empieza,  con muchas horas por delante. no recuerdo qué cosas se sentían parecidas a eso, tampoco. ha sido un año largo. así que, cuando voy en el auto, en medio del tráfico, pienso en los momentos felices de este último año. los recuerdo, e intento sentirlos en el cuerpo. intento verlos tal cuál estan guardados en mi mente. quiero dejarlos aquí, no perderlos nunca. no dejar que entren las cucarachas a arruinarlos. 

las luces colgadas, en círculo, por todo el borde del  techo de mi pieza. prendidas, brillando. 
mi escritorio nuevo, o viejo, apostado a un costado de la ventana.
la primera nieve sobre la cordillera.
lluvia corriendo por el parabrisas.
un día temprano, la sonrisa de una compañera. 
pájaros en un humedal. 
cuantos sábados, caminando de la mano por la feria de Roberto Espinoza. 
otros domingos, tomando energética por la feria del parque de los Reyes. 
salir acalorada de un concierto, tomar la micro en la esquina de Moneda.
esperar temblorosa en un paradero del centro, la micro que va a Nonato Coo
ver Santiago estirarse desde la cumbre del cerro San Cristobal.
una cerveza y una pizza, con una amiga, en un departamento ocupado únicamente por cajas.
almuerzos picantes en Patronato. compras en los supermercados chinitos. 
recibir visitas ilustres, del extremo sur, del extremo norte. 
un informe enviado el último día. 
una entrevista laboral, cerca de la cordillera, con el aire frío y limpio.
un funeral en Quintero.
días largos, viendo la tele en el computador, con la cabeza apoyada en el escritorio, guardando las cosas de los cajones, desmantelando un programa. 
risas fuertes en el comedor, mirando por la ventana.
salidas en una van, dando vueltas por calles conocidas, con compañeras y amigas.
un viaje a Conce, tranquilo, adormilado y contento.  
el secuestro de una chini, de PAC a Ñuñoa, de Ñuñoa a Quilicura.
tomando siesta en el auto, en medio de un cumpleaños.
manejando al pueblito de Lo Barnechea, a las cuatro de la mañana.  
sacando la vuelta, muriendo de calor en el trabajo.
la luz en el pasillo, la ventana al fondo, la vista desde el piso 21.
un departamento pequeño, pero lleno de gente.
un camino en auto, con el sol de la mañana pasando a través de las hojas de los árboles. 
saltar gritando "c'mon baby play me something like 'here comes the sun'"
un patio, con un arbol aledaño que deja caer sus ramas, todo lleno de naranjas.
abrazos de compañeras luego de una ausencia. abrazos difíciles, complicados. abrazos respetuosos. 
llantos en el auto.
la luz de una única vela.
pizza en el parque, completos en un bandejón, mote con huesillo camino a casa y el sol pegando fuerte desde el horizonte
risas fuertes, nuevamente, en un segundo piso. cuando pensé que ya no quedaban. 
correr de cara al viento por Miraflores.
la virgen del San Cristobal, cubierta de nubes, y el cerro, cubierto de verde
los días tranquilos de un extraño mes de julio
las listas de reproducción  insignes que dan vueltas en círculos; una mía, para el auto, otra suya, para trabajar.
un paseo alucinado a las dunas, un viaje conversado hacia el norte.
bollitos agridulces a un costado de Franklin.
almuerzos dedicados de fin de semana.
conversaciones junto a un computador.
una gata bajo la lluvia, un junco que se dobla (pero siempre sigue en pie)
ser Diego de Almagro, ser la sociedad de la nieve.
manejar, acarreando a todas las personas que quiero.
"yo creo que usted es fuerte... porque mantiene su cabeza en alto"
los mensajes hermosos sin respuesta.
las canciones que canté sola en el auto. 
todo momento como un pequeño descubrimiento.

el caos del día a día-
el murmullo de los autos a la distancia-
las interminables luces de los edificios-
    iluminando todo el ancho de mi noche.


 

miércoles, 14 de febrero de 2024

 Últimamente, antes de dormir, siempre siento la necesidad de escribir. Impedir que algo de esto se deslice entre mis dedos. Hoy día reí mucho. Quise guardarlo antes de que se esfumase. Pero al llegar la noche, el sueño es más fuerte, cada vez. Y lo dejo para un día siguiente. 

martes, 16 de enero de 2024

en qué estaba pensando?

12 años, y no pensé que iba a doler 
tanto?

viernes, 12 de enero de 2024

un arma blanca

 hoy día es el primer día en días
hoy día es el primer día en que pude mirar por mi balcón. Santiago se veía blanco, extraño y difuminado. Brillaban las ventanas del edificio enorme que está a un par de cuadras, el elefante blanco. después de varios días sin salir, sin bañarme, durmiendo y comiendo y durmiendo y fumando, quise mirar y grabarme en la memoria el color de la luz reflejada en los ventanales. el atardecer es hermoso desde ese reflejo. 

anochece, y la ciudad me mira en infinitas luces amarillas. sentí acabarse todo esto. me sentí peregrina. lejos de casa, que más que casa es una espalda tibia sobre la que llorar. me sentí llorar, sin espalda tibia sobre la que apoyarme. me sentí llorar un llanto viejo, y sentí palidecer las luces. dudé de las palabras, y de mí misma. pensé en mi amigo, acostado sobre su cama, con las piernas arrumbadas sobre la pared, con la única luz de una vela, y me escuché decir algo sobre este sentir, enorme, sin lugar para descansar. hay personas que no le temen al tamaño de este sentir. y me inundé de agradecimiento, y de propio temor. y lo sentí, mirando mi herida, y me sentí llorar una vez más. y dice algo, que da un giro, y siento calidez en mi pecho, y siento la pena más grande. una pena viva. 

qué dolor, pensé. estoy enamorada de mi herida.    

lunes, 23 de octubre de 2023

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 Voy en el bus de las 2 de la tarde. Para llegar, tuve que cambiarme mis zapatos a zapatillas, correr hasta la micro. Tuve que esconderme a un costado del terminal, para pegarme un pipazo, y alcanzar a fumarme un cigarro. Todo antes de las 2. Cuando subo al bus, tengo la boca seca y el sabor del tabaco pegado al paladar. Me siento liviana y en mi pecho revolotean cosas que no logro determinar bien. Amo salir de San Antonio, desde la vista alta del bus. Amo sentir el calor del sol, a través del vidrio, sobre mi piel. Amo dejar mis cosas a un costado, sabiendo que no se va a sentar nadie cerca. Con los audifonos puestos, pongo lo que sea que esté sonando en ese momento. A veces lloro, otras veces solo me retuerzo como una iguana al sol. En medio del peor año de mi vida, no sé si soy feliz. Pero sí se que siento, en ese momento, siento y lo que sea que siento, se siente en mi cuerpo, en mi pecho, en mi piel. 

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Me dijo que creía que me gustaban los hombres oscuros. Me reí, le dije, "y eso que no viste a los otros". Nos reímos. Dice que es mi autopercepción, y yo me río de nuevo. No profundiza. Sé a lo que se refiere. Pero sé que no ha visto el resto también. Es cierto en todo caso. No vió al resto, y no ha visto el otro resto; el resto de mi, que está guardadito bien adentro. A veces me tiritan las manos y piernas, y sé que no son las pastillas, sé que es otra cosa. A veces siento gritos escapar de mi boca. A veces tengo que desviar la mirada. Sé a lo que se refiere. Yo quisiera ser luminosa también.