lunes, 30 de abril de 2018

There's an empty space inside my heart where the weeds take root - and now I'll set you free

dejé esta ventana abierta ayer, para escribir algo que me salvase del vaivén del día. tenía demasiado sueño, las palabras correctas me eran esquivas. no tengo mejores hoy. solo recibí una visita en un sueño, y como todas las mañanas en que eso ocurre, me siento un poquito más perdida que el día anterior. en el sueño, a penas hubo palabras que decir. ya las he dicho todas. antes, cuando estaba en el colegio y estaba tocando mi primer fondo, teniendo un heartbreak como pocas veces hasta ese momento, soñé todos los días con la chica que me había roto el corazón, por al rededor de un mes. y cada noche, fingía (o no sabía) en mi sueño que nada malo había pasado, tomaba su mano, sentía su calor, y al despertar lloraba un rato antes de levantarme. algunos días sólo quería ir a dormir, a ver si me la encontraba paseando por ahí.

 hoy, verlo fue como una patada en la boca del estómago. en otros momentos de mi vida, cuando me lo topaba en sueños, siempre había algo del anhelo de sentirlo cerca que me lleva a actuar sobre él. anoche, no había nada en él más que una mala foto, ni había sentido alguno en sus palabras. no había eco de nuestras conversaciones, ni cumplimiento del deseo. le grité, lagrimeando, que no había nada que quisiese decirle, y cuando desperté tenía mis propias palabras grabadas en los tímpanos.

no es cierto. sí hay cosas que hubiese querido decir. hay muchas cosas todavía atoradas, cosas que no entiendo, cosas que se cuelan en mi día a día, a veces sólo por una milésima de instante. hay días en que no duele nada. y hay días como hoy, en que siento humillada de que la verguenza que me produce todavía verlo en los rincones se haya infiltrado hasta mi sueño, y haya sido capaz de mentirle a su persona-del-sueño y decirle que no, no tengo nada más que decirle, y no quiero escuchar más de él. 

[...]

por mucho tiempo, alimenté mis fantasías de sufrimiento ajeno. estuve pendiente de gente que no importa, toda una voyeur, esperando paciente y sabiendo que el precio de no reconocer tus errores es que te acompañan hasta que lo hagas.
creo que de alguna forma, a pesar de saberme una persona increíblemente paciente, creí que iba a poder ver cómo eran atrapados, uno por uno, por esos errores. creí que podría contemplar su dolor y saberme satisfecha. recuerdo a alguien que amo mucho diciéndome "eres una buena persona", y yo pensando que me importa demasiado el karma instantáneo y esas cosas como para sentirme una buena persona. pero nada eso importa ahora. creo que, al igual que pocas veces en la vida, he llegado a un límite de mi paciencia, y de a poco esos dolores que me importaban ya dan lo mismo.

y quién leyese esto (que generalmente soy yo misma, sólo que en el futuro), podría pensar "y a qué va todo esto, con eso del sueño?". no va nada a mucho. solo me dejó pensando en el vaivén en el que no paro de moverme desde hace ya un par de años, en el extrañar y en el resentir. y en el más importante de todos, el arrepentir. yo ya reconocí hace varios años mis errores, y lentamente los empecé a enmendar. hay errores que no se enmiendan nunca, supongo, porque son constitutivos del ahora.  y en el vaiven entre el extrañar, el resentir y el arrepentir, no a todos a quienes pasaron sino a una persona en particular, es que encuentro mi contradicción. es una persona de la cuál no podría ser voyeur de su dolor. es la persona que me hace darme cuenta, que aunque quiera gritarle (hasta en sueños) que no quiero verle, no es cierto. y que aunque quisiera verlo a veces acorralado por sus errores, el arrepentir es más fuerte, y quisiera verlo feliz, libre, a la luz del sol, sonriente, compartido. y creo que ese "querer" es más fuerte que el resto de las vueltas del vaivén, y es lo que me hace cuestionar esas agrias costumbres mías, que a veces me han mantenido tanto tiempo arrastrando dolores (que no son ajenos, que son míos, propios.)

quién podría decirlo? incluso sin existir, me cambia todavía, y aunque supongo que puede ser en parte locura, es en parte amor también. 







martes, 17 de abril de 2018

un día más de luz