miércoles, 31 de marzo de 2021

cuando creo que escribir me va a hacer bien
me doy cuenta de que no veo nada que lo amerite
como si se escondiesen mis preocupaciones en mi propio ceño
ocultas de ambos ojos
acurrucadas demasiado cerca para ser vistas

entonces, bailo al rededor con las palabras
hago giros sobre su ausencia
cabriolas en el silencio de la noche  
la fuerza totémica del gran espacio en blanco 


domingo, 28 de marzo de 2021

no es patético sentir tanta lástima por unx mismx?
quisiera parar ahora, no sé muy bien cómo

lunes, 15 de marzo de 2021

an angel with an amber halo

dicen que disociar es algo normal cuando se hacen cosas cotidianas. cuando se camina, cuando se compran cosas en el super, cuando se lee un libro y tienes que releer el parrafo de nuevo. 

tengo una imagen en mi cabeza. estoy llorando desconsolada. me cuesta respirar, siento mis ojos achinados por la hinchazon, y la cabeza abombada. estoy en una pieza oscura, discutiendo. es un escenario tan reiterativo que ni siquiera podría decir por qué discutía. y lloraba, y sentía que se me iba a salir el corazón por la boca. y miraba su rostro, y buscaba un reflejo, una chispa, un indicio. pero era como mirar al fondo de un pozo, y esperar a que mirara de vuelta. un totem, insondable. 

en algún punto, entraba a un estado de extenuación tal que el cansancio me sacaba un poco de mi. y seguía llorando, y me sostenía el cuerpo con las manos, pero parecía encontrarme unos cuantos centímetros más atrás. y miraba hacia adelante, y seguía viendo su rostro, y pensaba, cuanto más será? unos 15 minutos, una media hora? una hora entera? quizá no ocurra nunca. quizá, si lloro un poquito más, quizá, si dejo de hacerlo... 

y me sentía descansar, en ese pequeño compartimento que estaba solo un par de centimetros más atrás. y ahí, llorando todavía, completamente desbordada por la pena y la impotencia, divagaba también. eso, hasta que de repente, una luz al final del tunel. algo era distinto. un pequeño gesto, una expresión, un espasmo facial quizá. si me preguntan no podría decirlo con certeza, pero estaba ahí. se había asomado como una sombra detrás del mármol. y no sabía bien cómo ni por qué, pero algo había cambiado, y ahora tenía una chance. intentaba volver a verle el rostro, y lentamente reconocía a la persona que se encontraba frente a mi. a donde se había ido? no lo tenía claro, pero daba lo mismo. ya estaba ahí. y una vez ahí, poco importaba donde había estado (o eso solía creer); si era la persona que amaba, seguro estaba ahí para resolver todo, junto a mi. seguro venía a deshinchar mis ojos, a acariciar mi migrañosa cabeza. repentinamente, todo se volvía un torbellino de cariños y cuidados. todo era comprensión y empatía. y al rato, examinando los rastros de tanto sufrimiento en la cara, solía decir que me veía hermosa. especialmente después de llorar tanto. 


a veces, todavía me siento disociar. creo que me distraigo entre medio de la pena y la frustración, y de repente me siento un poco más atrás: de repente ya no estoy triste, pero tampoco estoy de ninguna forma. y pienso si es que tengo que hacer algo, para hacer asomar esa sombra. y pienso que estoy quizá muy vieja para ese tipo de cosas, incluso si quisiera no sabría cómo hacerlo. me pregunto si es que valía la pena en primer lugar, y me respondo al instante y de manera categorica. pero entonces, qué hago aquí, en este par de centímetros hacia atrás? aquí donde todo el resto de las cosas parecen correr en cámara lenta? miro de nuevo hacia adelante, a un rostro, y lo veo como una fortaleza inescrutable. me pregunto si había otra salida en ese momento. me pregunto si quise buscar una salida en ese momento, o si quería con todas mis fuerzas entrar. me pregunto qué quiero hoy, y no sé qué responder. y me quedo aquí mirando, a pie del monolito, en silencio, solo un par de centimetros atrás, tratando de recorrer esa pequeña distancia, yo sola, aunque se sientan como una centena de pasos, una millonada de pasos, de aquí hasta allá, de vuelta al presente, de vuelta a mi. 

muro

cansada y triste
atrapada a cuatro paredes
cansada y triste
tratando de sacarle unas palabras a la muralla 

viernes, 12 de marzo de 2021

boy

 hoy día caí en cuenta que esta pena vieja que tengo no parece tener más lugar en este mundo, a la fecha de este año y de este mismísimo día. y como soy dura, la voy a sostener unos instantes más. la sostendré con fuerza, y luego la aplastaré entre mis manos. 

jueves, 11 de marzo de 2021

6

 Desperté a las 6, de nuevo, con el silencio apabullante pegado a los oídos. Me costó mucho decidirme, pero finalmente tomé el celular y empecé a darle vueltas a las redes, llenas de fotos lateras y noticias que importan poco. O mucho quizás, pero no a las 6 de la mañana. Recordé mi etnografía, y pensé en el eco de los autos que todavía no baticina la verdadera mañana. Fantasié con tener la suficiente motivación para salir, en la mejor hora del día, antes de que el sol salga y todo se vaya en picada. Aburrida del celular, saqué el computador, y empecé de nuevo: revisar los correos, abrir la plataforma de cursos, sin ánimo de echar a correr ninguno. Quise imaginar que, afuera, el cerro de al frente estaría cubierto por bruma oscura, que prolongaría la oscuridad de la madrugada un poquito más. Al abrir la ventana, un azul rey se perfila por sobre los edificios, y sé que no se avecina ni la más mínima nube en el cierro. Con el correr de los minutos, el azul pasa a un gris celeste y me doy cuenta de lo mucho que había disfrutado las mañanas haciendo fila, con chispitas cayendome en la cara, y la bruma cortando la vista entre las cuadras. No puedo esperar a que sea invierno de nuevo. 

Con reticencia, tomo el libro que empecé en la fila para devolver ropa. Lo tenía muy subestimado, aunque poner mejor atención al título pudo haber evitado eso. Lo empecé porque era cortito, y quería avanzar con la meta de los treinta libros al año, y ahora estoy atravesada con el dolor de la historia. Una mamá se muere de cáncer, y su hija avanza pasajes describiendo su enfermedad, la pena y el hastío. Y yo pienso, si a mi mamá le da cáncer, sería yo capaz de escribir un libro? O mejor dicho, un libro como este? Trato de recordar esos momentos insignificantes de la niñez, alguna caminata, o momento simplón que delate algo trascendental en la vida. Tengo un montón, pero no los puedo recordar como trascendentales. Tengo algunos inventados también. Sale entremedio de los parrafos uno que habla de las ganas de saltarse todo hasta el final, y obviar las partes dolorosas, y pienso que quisiera estar en ese punto en que las mamás son viejas, andan traquilas, y no les importas tanto, y tu sufrimiento ya no es tanto el suyo. Pero supongo que no se puede uno saltar todo hasta el final, y tengo que comerme esta parte primero. 

Llevo semanas enteras, quizás meses, soñando todos los días. Cuando era más chica, y me patearon por primera vez, soñaba todas las noches con la niña que me gustaba, y me hacía feliz verla en sueños. Quería irme a dormir todo el rato, porque la extrañaba mucho; luego volvió y fue un cacho, pero ese es otro cuento. Ahora, me asusta un poco ir a dormir. No quiero soñar nada horrible, ni nada denso, ni nada triste, ni nada que parezca eterno. Y cuando despierto, tomo el celular lo más rápido que pueda, teniendo claro que esos primeros minutos son fundamentales para deshacerme de esa carga. Luego de una ojeada zombie a las historias, el sueño se ha evaporado casi por completo. Así logro hacerle el quite a los conchitos de inconsciente que tratan de escaparse y hacer patente el cúmulo inestable de angustias que toman mi forma humana. Quizá ese es el punto de tanto jipismo que se me hace tan lejano, de tanto esfuerzo por la paz interior. Debiese intentar meditar? Agradecer mucho, no agarrar el celu una hora antes de dormir? Una mitad de mi irónica se ríe y la otra hace un asterisco mental, tratando recordar de indagar seriamente. 

Para el tiempo que termino de escribir esto, el sol ya no entra por el resquicio de ventana que dejé visibile con la cortina. Parece que mis pronósticos fallaron, y una delgada capa blanquecina cubre el cielo en sus capas más altas. Texturizadas, pequeñísimas ondas dan la impresión de arena en una playa, o olas de mar tranquilo.Si me acuesto boca arriba, casi se siente como si anduviese en un avión. Quizá por hoy solo baste con ir al mar, quizás no. Probablemente lo tenga que averiguar de vuelta a la mañana. 

martes, 9 de marzo de 2021

articular esta pena es el descarrilamiento de un tren

acumulo 10 borradores en una pila que data del año pasado
tengo las palabras escondidas debajo de la lengua
no puedo juntar más de un par con un sentido, antes de que den la media vuelta
creo que tengo rabia, y lo olvido
siento que amo, y se disuelve
pero la pena
la pena me tira como ancla
y me sostiene con arropeas, toda mareada en el piso