el día que fui al taller de poesía, no pude escribir nada
pero me compré una libreta y anduve con ella un par de semanas a cuestas
buscando que llegaran algunas palabras a mi
hoy día me la topé y la abrí con miedo
porque no recordaba haber escrito mucho y menos sobre esto
pero ahí lo encontré,
de no tener palabras, me quedarían todavía los ojos pa' mirarte
las piernas pa cruzarlas, sentá sobre la cama
a la luz mala de la pieza
con los oídos despiertos a lo que me cuentas
cuando en silencio o con tamborileos
vas poniendo las canciones de tu vida
en el reproductor
escucharía la vida entera
enrrollada en el cobertor burdeo
amparada en las cortinas rojas
escondida tras las rejas y el cerro
arrullá por el criptar de los cigarros y los pitos
que prendemos y apagamos antes de empezar
a tocarnos con más que la música y los ojos
y me acercas al lugar favorito
ese que está a unos centímetros de tu cara
haciendo crujir el cobertor burdeo
como si quisiera contarnos su vida también
[...]
mientras más me leo, más entiendo lo distinto que te sentías de mi
pienso en el momento en que lo escribí las cosas ya habían cambiado para ti
que poco amor te hacía yo nacer del corazón
para pensar que mi presencia en tu vida era meramente accesoria
soy, sin duda alguna,
la más estúpida de las personas
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hola hola