Cuando me bajé de la micro, miré hacia los lados, revisando que nadie me hubiese elegido como víctima de un sacrificio humano. No había nadie en la calle, y daban ya más de las 12 y media. Caminé rápido, y puse atención a lo que sonaba en mis audífonos. El disco de Vampire Weekend que corría hace que mi ánimo mejore invariablemente, no importa donde empiece. Apuré el paso, di saltos, reí y canté un poco. Sonreí solo de darme cuenta lo mucho que se había dado vuelta mi día, de sentirme feliz y muy en casa, caminando a oscuras por las conocidas calles de Viña. Sacudí mi pelo corto. Me sentí adelante, como una Carla del futuro. A pesar de que minutos antes estaba en el Canal, en los mismos departamentos donde sé que él también vive, me sentí libre. Quise llamar, y no lo hice. Quise buscarlo, y logre recordar. Duele no olvidar la pena y la rabia, pero sobrevivi, y ya no hay una Carla del pasado repitiendo el error. Aunque sean no por esta noche. Y esta noche es todo ahora, pensé, mientras avanzaba. Prendí un cigarro de mora, o de uva, y lo fume a pesar de que ya tenía el cuerpo lleno de nicotina. Doble por la calle 11, y luego de pasar "el mastique", cruce y me aseguré de que las rayas hechas con corrector hubiesen desaparecido del basurero. Al comprobar que sí, cruce la siguiente calle, y vi que en el poste todavía permanecian algunos rayones. No hay apuro. Crucé la reja del edificio, salude, y me percaté del conserje nuevo, pero no a tiempo para presentarme. Me urgía llegar a mi casa. Subí en el ascensor jugueteando con las llaves, y al llegar, entré sin prender las luces. Quería escribir. Antes, calente el único pan con queso que había y saqué el yogurt que me dio mi abuela. Creo que hace meses que no me sentía tan tranquila. Y luego de escribir un poco, echada en los sillones del living, con la única luz del celular, pasé a mi pieza. Me saqué toda la ropa, cerré la ventana y me acosté, desnuda, llenita de pan y yogurt, con los parlantes del celular cantando fuerte "gods love dies young, are you ready to go?". La última vez que dormí en esta cama desnuda, todavía dormía con él. Aún así, hay días en los que logro sentir que avancé, días luminosos que me llenan de energía, que me hacen pensar que el "duelo" es lo que me permite seguir amando, sobrevivir, tomarme el tiempo de pararme sobre mis propios pies, poder caminar conmigo misma.
Esta ha sido la noche más luminosa.
Menos mal que no fué "Vampire Weekend para un final".
ResponderEliminarSaludos !