a veces terminas con los ojos puestos en un lugar que no quieres mirar, y en la mirada se alinea el cuerpo. sentir que de a poco, las dos imágenes superpuestas de lo que son la persona se alinean, lentamente, seguramente, en una forma conocida pero desagradable. hay confort en lo conocido, pero tampoco puede verse lo conocido desde el lugar en donde se conoció: era distinta yo, irremediablemente. y aunque los pensamientos se cuadraran, me sentía nueva observadora de eventos antiguos, tal como espía de momentos que no conocí.
Y en eso, en un corto lapso pasé por miedo, desconocimiento, un decante en las entrañas, el recordar, el comprender. pensé que quizás, de haber conocido a mi compañero hace unos años, no hubiese sido tan distinto a lo que fue para mi. quizás nos hubiésemos roto mutuamente, quizás romperse es la única forma de crecer tanto. quizás la incapacidad de quebrarte te mantenga así, impasible, incambiable, quizás mi fragilidad es lo único que me mantuvo viva estos años. como huesos que se fortalecen en sus grietas...
que suerte la mía, de tomar esta maravilla en mis brazos... maravilla agrietada, maravilla que puedo ver crecer, que puedo admirar y que puedo sentir en la simpleza de solo ser.
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