tengo muchas entradas a medio escribir, porque han pasado tantas cosas, he empezado a hablar tantas veces sin poder terminar. siento que mi vida ahora es ese punto, por donde pasan muchas líneas, ese punto que tiene un nombre en matemáticas y te lo dicen cuando estás en el colegio; es ruido y silencios y movimientos interrumpidos, calmas y fases, capas, muchas capas, como nubes que se mueven a alta velocidad por sobre nubes estáticas, que se generan a sí mismas, ciclos y apareceres y desapariciones y todo es un ajetreo, y no lo entiendo y solo pasa rápido, como el ruido eterno que conoce quien vive cerca de una carretera.
pero escribir es lograr detenerme, incluso en la calma aparente (que es falsa, que no es real, que finge no ser movimiento pero solo está haciendo que mis pies caminen sin que yo me de cuenta), y escribir es dejarme inundar en los sentimientos que paso a llevar todos los días. escribir es decir que llevo guardando rabia, llevo cargando secretos que no pienso seguir teniendo en mi espalda. escribir es poder decir que el corazón se me aprieta cuando veo a la enanita triste, y se me derrite cuando la veo suave. escribir es poder decir que me nacen mariposas con personas que nunca pensé que pasaría, y es ser feliz al darme cuenta que puedo generar vínculos y relacionarme de formas que no esperé, que no me sentía capaz. es darme cuenta de que he crecido tanto, tanto, que a veces siento que miro por encima de los árboles, y que el cielo es infinito y que puedo lograr más, aunque sea en mi espacio tan pequeño. escribir es saber que no soy quién pensé que era, definida por el resto, aplastada por sus miedos. escribir es saber que me escribo todos los días, y que por fin soy yo la que tiene el lápiz en la mano. escribir es saberme, con todo el amor que tengo dentro, con toda la rabia también, es hacer mi propia ruta, mi "camino del ninja" con música de fondo y todo. a veces, sólo necesito escribirme, y para eso, tengo que escribir también.
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