lunes, 5 de agosto de 2019

dos

[hay gente que cree que cuando algo no sale bien más de una vez, es porque ese algo debiese mejor no salir. yo no tengo esas creencias. estas dos cosas son detalles, pero se me ha dificultado un culo poder escribirlas. las publico ahora de todas formas]

*

a veces me pillo a mí misma riendo, en plena calle, con vergüenza. no infrecuentemente, me encuentro al segundo siguiente guardándome las lágrimas, mordiéndome los labios, poniéndome los lentes, inundada por un desacato de pena, como si esa risa -que nace de la guata y sube burbujeando hacia arriba- fuera la breve apertura de una válvula; una esclusa que da paso al monolito que se ha convertido mi mundo interior. por un lado, me deprime pensar en la cantidad de cosas que deben estar al otro lado de esa barrera, siendo que día a día vivo ya conscientemente muchos dolores que se encuentran en la superficie. el pesimismo crónico solo me indica que la profundad es mucha y que bueno, todo ahí adentro es un basurero. por otro lado, y aunque suene un consuelo de lo más tonto: disfruto enormemente de los momentos en que me hacen sonreir hasta que las mejillas me duelen, y no me queda más remedio que desviar la mirada para no explotar. estos momentos, me alegro de decir, han ido considerablemente en aumento.

*

cuando se me cansa demasiado la vista, empiezo nuevamente a ver como cuando tenía miopía. esto es más agudo en mi ojo izquierdo que el derecho, al igual que como era antes. esta sensación va acompañada de escozor y enrojecimiento, igualmente diferenciado.
cuando se me cansa demasiado la vista, y especialmente de noche, miro mucho al horizonte: si tengo suerte, estoy en casa, y a lo lejos puedo ver las luces de Valparaíso y las de Concón también. me recuerda a cuando era chica, y a veces el mundo se sentía todo demasiado grande, demasiado nítido, demasiado concreto: los bordes pesaban demasiado en mi mente. entonces, me sacaba los lentes y apoyaba el el mentón en el borde de la ventana del auto, especialmente durante las noches de viaje. las luces pasaban como orbes, redondas y enormes, se mezclaban las unas con las otras, generando grandes halos de luz.  hoy en día, el mundo a penas es de bordes, irregulares, difusos, y quizá quiera aceptarlo un poco más de esa forma. 

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