viernes, 25 de agosto de 2017

Ahora, Nicolás.

La pesadilla de hoy me dejó llorando toda la mañana. Hay veces que los sueños se sienten como tales, etéreos, difusos, y hay veces que son tan reales que más son memoria que otra cosa. Hoy día, pasé un par de horas en el infierno en que el estuve hace unos 3, 4 años. Cada evento como si fuese real, con su rostro nuevo, cada suceso como fue quizás en algún momento. Siempre digo que mis sueños son muy literales, que hay mal trabajo de mis represiones escondiendo mis miedos porque están ahí, tan evidentes, tan visibles. El miedo de volver a ese lugar. El miedo de que detrás de alguien que amo, haya un agujero negro esperando consumirme por completo. Aplastada por la gravedad, distorsionando toda luz que se arroje sobre mi mundo. Reduciéndolo a nada. Cuando golpeaba con los puños las paredes, tratando de retomar el control de mi cuerpo, cuando sangraba, cuando sentía que la angustia era un mar infinito, miles de toneladas de agua sobre mi, con gritos que no logran escapar mis pulmones. Cuando mi mente puso su rostro ahí, sus ojos verdes y su carita larga, como intermediario de mis recuerdos y las heridas que todavía guardo, creí por momentos que moriría de nuevo. Creí que no lo soportaría una vez más. Lo creo en verdad.


Pero desperté. Y el mundo, horrible, lleno de gente que detesto, lleno de basura, de fealdad, de ficciones, de egoísmo,  de agujeros negros y porquerías, sigue intacto. Porque el infierno, el invierno, está pasando, ya pasó. Y en este mundo horrendo, en el cual las estaciones se abren paso de a poco, en donde el invierno sólo es un invierno, tomé una mano que adoro con cada pequeño pedazo de mi ser. Y cuando siento el calor de esa mano, no puedo negar su existencia, no puedo negar un sentimiento que es tan cálido. No puede haber, en un amor que se siente así, la aplastante amenaza de un agujero. Incluso las estrellas que más brillan colapsan. Pero nosotros no somos nada de eso. Somos satélites girando juntos, Nicolás. Somos compañía y somos amor y te amo cada día, Nicolás. Cada día un poquito más. Y tu nombre, que otrora fuera parte de mis penas, ahora sólo me trae paz, y es el nombre que soy feliz de repetir en mis labios.

Ahora, Nicolás, es ahora. Ahora eres tú.






viernes, 18 de agosto de 2017

Salvador

Es gracioso, he empezado una y otra y otra entrada, una pila de borradores, sin nada importante que decir. Me incomoda un poco el hecho de dejar este espacio botado, pero la verdad es que ni siquiera sabía qué tenía que escribir. A estas alturas, el blogcito no es más que la cámara de eco que me deja escucharme a mi misma, porque vivir sin retrovisores es, para mi aunque sea, absolutamente extenuante. Hoy día, conversando con mi amiga del alma, limpiando basura de mi pieza en Serena, encontré tonteras, recordé tonteras, pude decir un poco en voz alta ciertas cosas que a veces no digo, o que digo de formas que no son tan claras. Aquí siempre escribí lo que no podía decir. Aquí escondí mucho amor que guardé. Es distinto ahora, es un camino plácido pero desconocido. Es un amor suave, es un amor que no me requiere huir de mi, que no necesita que me esconda a escribir acá, esperando poder leer palabras lejos de los labios que necesitaba que las pronunciaran. Por lo que este ejercicio termina siendo algo inútil.

Pero no del todo, no del todo, y hoy le dije a mi amiga, respecto a este moribundo y ajado sentimiento, "lo guardará acá, lo dejaré en este día, iré a dormir, y mañana ya se habrá ido". Pero creo que ni siquiera lo entiendo ya. Ese amor que guardé, todavía lo veo en los rincones.... todavía aparece cuando abro mi gran caja de llaveros y repaso uno por uno los regalos que me trajo desde 'las europas'. Cuando veo el pequeño libro de "little miss tiny" que, obviamente, aludía a mi eterna pequeñez. Cuando veo los llaveros que guardé de todos mis viajes, y que cuando quise entregar, ya era muy tarde. Cuando veo los dibujos que guardé en pequeños papeles, los mismos que usaba para sacar las fotos. No es la mayoría de este blog en todo caso, para nada, porque a veces hasta este espacio era demasiado abierto. Pero escondí en rendijas, entre las letras, lo mucho que lo pensé y que lo añoré. A veces me aparecen recuerdos de facebook de los breves 3 o 4 meses que pudimos escribirnos en el muro, y desfilan día a día, entre junio y septiembre, pequeños saludos, avisos, chistes, guiños insufribles. A veces quiero llorar solo de pensar que es una ilusión que no puedo recuperar, porque está muerta, más que muerta, está atrapada en el 2012, una estúpida "inocencia" y la creencia de que él era lo más impresionante que podía tocar con mis manos, que podía ver con mis ojos, que algo así es eterno, algo así deja atravesar cada rayo de luz que lo toca. Ya sé que vi mal, y que mis ojos son humanos, falibles, y solo erré. En estos meses he encontrado más amor del que pude conocer en tantos años de ilusiones, tantos años de encontrarnos y desencontrarnos. Y a veces quisiera enrrostrarle a todos sus mentiras, sus ficciones vacías, sus miedos. Pero si me tomó tantas caídas, ¿implica esto hacer caer al resto? Fue una ilusión muy hermosa, me hizo en parte quien soy... pero lo cierto es que necesito dejar esto en este día. Dejarte por siempre en este día, el día de hoy. Incluso si cada día es hoy, si cada día es hoy, lo intentaré con cada parte de mi cuerpo... esta cosa, que ya ni siquiera se llama amor.


Set your dreams where nobody hides
Give your tears to the tide
No time
No time

There's no end, there is no goodbye
Disappear with night
No time
No time


martes, 8 de agosto de 2017

Un eterno silencio