Hace tiempo que duermo sin pijama y sin meterme bajo las sábanas. Tomo el cobertor que sobra, dejo las almohadas a los pies de la cama y ahí apoyo mi cabeza, como esperando que si salgo del lugar en el que estoy pueda dormir por fin sin pesadillas. Hasta ahora ha resultado bien... pero no puedo dejar ir el miedo infantil y recurrente que me dice que un día dormir con los pies en la cabeza no va a ser suficiente, y que no podré volver a conciliar el sueño nunca más.
Insomne de por vida, sin sueños, vivir la vida es tortura.
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