Mientras viajaba, tenía ideas y pensamientos que me rogaban que los dejara anclados en algún lugar seguro. Lamentablemente, por falta de constancia mi pequeño diario de viaje murió pronto, y todos los pequeños pensamientos se quedaron allá, perdidos bien lejos. Una vez más, llegar a casa es como despertar en la mañana y olvidar un largo sueño; sigo tan en blanco como el día en que salí de acá.
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