27-01-10
Bueno. No sé. Estaba pensando, que si no es por amor, yo no escribo. Si recibo cada entrada de este blog, me doy cuenta de que cada entrada es por amor, por despecho, por pena. Puede ser unas pocas por aburrimiento. Pero son las menos.
Por eso, estoy escribiendo acá de nuevo, porque saque una que otra conclusión… pero no son conclusiones de verdad, son solo pensamientos muy vagos que se me cruzan, y sé que si no los escribo se me olvidaran pronto. Punto es, que a pesar de que me queda cerca de un mes en la Serena, hay una frase que resume muy bien lo que siento. “Estoy triste por dejarte ir, pero no arrepentida”. Se me ocurrió por ahí, pensando, leyendo la cartita… se me hace que los sentimientos que escribiste en esa carta han variado de una manera impresionante, pero aún así, supongo que conservan su base, o no?
La cosa es que, estando acá, sin ti, me he dado cuenta de que te quiero. Pero en serio. Me refiero, te he agarrado un cariño que no pensé que sería así. Cuando leo que te enojas, o te frustras, y simplemente pareciera que no te importa como estén las cosas acá, pienso que me odias y me deprimo. Después me digo a mi misma que soy súper idiota y paranoide, y que no creo que tus frustraciones tengan en realidad que ver conmigo. Y me doy cuenta de cosas aún más idiotas, como que me encanta la idea de que pienses en mí, me encanta pensar en ti, me encanta pensar que nos juntamos, que salimos, que aprovechamos el mes idiota que me queda acá.
Pero no. Viste? Me da pena, pero tengo que retarme a mi misma y repetir mentalmente “Todo está bien como está. Yo ya tengo un pie afuera, no voy a hacer nada que pueda tener repercusiones fuertes” Porque soy súper cobarde, y escribo las cosas en un blog y no me gusta jugármela. Porque me da miedo mandar a la mierda el mundo, involucrarme, intentarlo con desesperación, porque lo hice una vez y hasta el día de hoy, quisiera no haberlo hecho. Quisiera no haberme desgastado así, por tan poco. Y porque me dan ganas de mandarte esto, para que lo leas y sepas que aunque me cueste mucho decir las cosas, pasan por mi mente y no sé cómo explicarlas. Y que tú pasas mucho por mi mente, demasiado para mi gusto.
Por eso también hago idioteces, cosas que no entiendo, por razones aún más idiotas. El tipo de cosas que espero jamás te enteres, la parte fea de cada uno, mi parte fea. Todo por las uñas rojas de mi pie izquierdo. Esa es la única explicación que tengo, y que suena razonable. Me gustaría un día poder aclararlo, porque sé que para todos no tiene sentido, pero no creo poder hacerlo bien. Es solo eso, el color rojo de mis uñas. Solo eso. No es como que puedas entenderlo tampoco, pero solo quería que lo supieras.
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