martes, 27 de febrero de 2024

Sería tan fácil vivir con la mirada hacia adentro. Con los ojos adentro.

Han sido tantos los días en donde todo se siente como una pérdida. no recuerdo bien cómo se sentían los días en la mañana, a penas amaneciendo, y el entusiasmo, y la emoción de un día que empieza,  con muchas horas por delante. no recuerdo qué cosas se sentían parecidas a eso, tampoco. ha sido un año largo. así que, cuando voy en el auto, en medio del tráfico, pienso en los momentos felices de este último año. los recuerdo, e intento sentirlos en el cuerpo. intento verlos tal cuál estan guardados en mi mente. quiero dejarlos aquí, no perderlos nunca. no dejar que entren las cucarachas a arruinarlos. 

las luces colgadas, en círculo, por todo el borde del  techo de mi pieza. prendidas, brillando. 
mi escritorio nuevo, o viejo, apostado a un costado de la ventana.
la primera nieve sobre la cordillera.
lluvia corriendo por el parabrisas.
un día temprano, la sonrisa de una compañera. 
pájaros en un humedal. 
cuantos sábados, caminando de la mano por la feria de Roberto Espinoza. 
otros domingos, tomando energética por la feria del parque de los Reyes. 
salir acalorada de un concierto, tomar la micro en la esquina de Moneda.
esperar temblorosa en un paradero del centro, la micro que va a Nonato Coo
ver Santiago estirarse desde la cumbre del cerro San Cristobal.
una cerveza y una pizza, con una amiga, en un departamento ocupado únicamente por cajas.
almuerzos picantes en Patronato. compras en los supermercados chinitos. 
recibir visitas ilustres, del extremo sur, del extremo norte. 
un informe enviado el último día. 
una entrevista laboral, cerca de la cordillera, con el aire frío y limpio.
un funeral en Quintero.
días largos, viendo la tele en el computador, con la cabeza apoyada en el escritorio, guardando las cosas de los cajones, desmantelando un programa. 
risas fuertes en el comedor, mirando por la ventana.
salidas en una van, dando vueltas por calles conocidas, con compañeras y amigas.
un viaje a Conce, tranquilo, adormilado y contento.  
el secuestro de una chini, de PAC a Ñuñoa, de Ñuñoa a Quilicura.
tomando siesta en el auto, en medio de un cumpleaños.
manejando al pueblito de Lo Barnechea, a las cuatro de la mañana.  
sacando la vuelta, muriendo de calor en el trabajo.
la luz en el pasillo, la ventana al fondo, la vista desde el piso 21.
un departamento pequeño, pero lleno de gente.
un camino en auto, con el sol de la mañana pasando a través de las hojas de los árboles. 
saltar gritando "c'mon baby play me something like 'here comes the sun'"
un patio, con un arbol aledaño que deja caer sus ramas, todo lleno de naranjas.
abrazos de compañeras luego de una ausencia. abrazos difíciles, complicados. abrazos respetuosos. 
llantos en el auto.
la luz de una única vela.
pizza en el parque, completos en un bandejón, mote con huesillo camino a casa y el sol pegando fuerte desde el horizonte
risas fuertes, nuevamente, en un segundo piso. cuando pensé que ya no quedaban. 
correr de cara al viento por Miraflores.
la virgen del San Cristobal, cubierta de nubes, y el cerro, cubierto de verde
los días tranquilos de un extraño mes de julio
las listas de reproducción  insignes que dan vueltas en círculos; una mía, para el auto, otra suya, para trabajar.
un paseo alucinado a las dunas, un viaje conversado hacia el norte.
bollitos agridulces a un costado de Franklin.
almuerzos dedicados de fin de semana.
conversaciones junto a un computador.
una gata bajo la lluvia, un junco que se dobla (pero siempre sigue en pie)
ser Diego de Almagro, ser la sociedad de la nieve.
manejar, acarreando a todas las personas que quiero.
"yo creo que usted es fuerte... porque mantiene su cabeza en alto"
los mensajes hermosos sin respuesta.
las canciones que canté sola en el auto. 
todo momento como un pequeño descubrimiento.

el caos del día a día-
el murmullo de los autos a la distancia-
las interminables luces de los edificios-
    iluminando todo el ancho de mi noche.


 

miércoles, 14 de febrero de 2024

 Últimamente, antes de dormir, siempre siento la necesidad de escribir. Impedir que algo de esto se deslice entre mis dedos. Hoy día reí mucho. Quise guardarlo antes de que se esfumase. Pero al llegar la noche, el sueño es más fuerte, cada vez. Y lo dejo para un día siguiente.